el d_efecto barroco: políticas de la imagen hispana

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barrocos «avant-la-lettre» II

Un nuevo ejemplo de la confusión creada por el barroco: una exposición que, apelando al orígen de los aztecas, acaba hablando de santos, cirios y pan de oro. La tesis no es es nueva: para superar la paradoja identitaria mexicana, nada mejor que decir que antes de la llegada de los españoles, México ya era barroco.

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«Aztlán es el nombre del paraíso azteca, que tradicionalmente se situó en los territorios que hoy corresponden al sureste y más o menos al centro de Estados Unidos, y que hace tiempo fueron parte de México. Es un concepto que simboliza el vínculo que mantienen los chicanos (ciudadanos de orígen mexicano que viven en EE UU) con sus raíces culturales. Nueve de los artistas chicanos contemporáneos más destacados presentan su obra desde este jueves en la Casa Encendida, en la muestra Pintores de Aztlán. Los nueve están «unidos en la búsqueda de dignidad, identidad y unidad de latinos en EE UU», ha señalado el artista Chaz Bojórquez, que empezó estampando grafitis en las calles de Los Ángeles y que ha acabado estudiando con maestros de la caligrafía china.

Los artistas son Frank Romero, Carlos Almaraz, Wayne Healy, John Valadez, Adán Hernández, Patssi Valdez, George Yepes y David Flury, además de Bojórquez, y en torno a ellos se celebra un programa de actividades ?conciertos, vídeos y cine documental? para enseñar la cultura chicana. «Una cultura que los españoles conocemos poco, pese a ser tan nuestra», afirmó Mireia Sentís, comisaria de la exposición.

Además de artista, Healy es ingeniero aeronáutico y expresa con fuerte colorido la alegría en los hogares chicanos, su desorden o sus grandes desayunos en la cama. Yepes, por ejemplo, pinta vírgenes que no lo son y mezcla la pintura barroca española con mucho oro, y cada uno experimenta Norteamérica a su manera.

Los chicanos nacieron tras el tratado Guadalupe Hidalgo, que en 1848 cambió la frontera de México al ceder a EE UU gran parte de su territorio, y desde los primeros sesenta del siglo XX se unieron para reivindicar su cultura tal como habían hecho antes los afroamericanos. «La cultura chicana se nutría de los muralistas mexicanos, pero también del expresionismo abstracto de EE UU», ha subrayado Sentís»

El País, 31-3-07

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Acerca de este blog

El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana: un proyecto de investigación sobre el mito barroco en el relato de lo hispano, iniciado en 2004
Exposición y catálogo/DVD en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), 2010-2011; Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Quito, Ecuador, 2011-2012
La memoria administrada. El barroco y lo hispano, Katz, 2011

Coordinación general: Jorge Luis Marzo y Tere Badia

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