«El Código del Derecho Canónico es la ley que rige la labor de toda la Iglesia universal y en la misma sólo aparece un versículo referido al aborto. El mismo señala a la letra: «Quien procura un aborto, si este se cumple, incurre en excomunión latae sententiae. Las fuentes consultadas indicaron que la excomunión latae sententiae -salida obligada de un fiel del catolicismo al que también se le niega la posibilidad de acceder a los sacramentos- se cumple en el momento, sin necesidad de una declaración pública.»
Si quereis ser instantáneamente excomulgados, ver relación de censuras canónicas latae sententiae en vigor
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Yo lo que quiero es ser excomulgado, que la S.I.C.A.R. lance su anatema sobre mí. Para ello, ¿es suficiente con cagarse con todas tus fuerzas en en la Santísima Trinidad, en la Virgen, en los santos, en la Santa Cena o en el Vicario de Cristo en la tierra ? ¿No? ¿Y decir públicamente que sé de buena tinta que no hay Dios? ¿Y decir que las pruebas de la existencia de dios (las cinco vías del Doctor Angélico y la prueba ontológica de San Anselmo son disparates de necios engreídos? ¿Y pisotear una ostia de esas recién transubstanciada?
Yo soy persona afable, mansa y sensible y todo lo que digo aquí lo digo -dios me valga- sin ánimo de ofender a nadie. Lo único que deseo -lo he dicho al comenzar- es obtener un pasaporte para poder ir al infierno con la cabeza alta, un documento orlado con motivos papales para enmarcarlo y lucirlo con orgullo ante mis amistades.
De mi correo de ayer.
Escribí hostia sin hache porque así, con defecto, se abunda en el pisoteo de la recién instalada divinidad jesucristil en la oblea. (Instalada, sí, lo afirmo…, instalada por obra y gracia del arte de birlibirloque que maneja el oficiante de turno.) De esa manera, sin hache, la prístina albura con que se muestran el cuerpo y el pan quedará aún más lastimosamente menoscabada. ¡Vamos, clerizontes, anímense y hagan llegar este mi anhelo al sublime ejecutor de anatemas! ¡Hagan llegar al santo padre lo único que puedo hacer para conseguir lo que deseo! No puedo patrocinar una herejía porque no albergo la suficiente superstición y fanatismo necesarios para poder elaborar semejantes estupideces. Seguro que -el papa es bueno- comprenderá mi esfuerzo e intención y por una vez podrá concederme la excomunión en el título correspondiente, el documento con bordura pontificia ornada con hojas de roble y laurel que mencioné ayer. ¡Ah, no veo el momento que el anatema caiga sobre mí! ¡Qué ilusión!, ser zarandeado y arrojado al hórrido vórtice que me dejará sin remedio en los calabozos infernales. ¡Qué dicha!, emitir terribles alaridos de horror y convulsiones de desesperación mientras me hundo en la negra sima fatal. Ahí es nada. ¿Quién da más?
Espere encontrar una respuesta a mi búsqueda de ser excomulgado, pues profeso otra fe, la Noajida (creencia relacionada con el Judaísmo Rabinico). Me parece hipócrita seguir engrosando las listas de tantos católicos que hay en mi país Bolivia, teniendo una creencia anticristiana como es la mia. Pero no halle nada que me sea útil en mi cometido en este sitio. Shalom!