La cultura, según la Cultura oficial española, se mueve entre el deseo y el sueño, y de ello se crea una industria de la diplomacia y del dinero. Su control define el relato de la memoria. Nada mejor para ilustrarlo que la sorda lucha entre el Ministerio de Cultura y el de Asuntos Exteriores en el gobierno español:
–«Cultura/Exteriores: primer asalto» (1 de febrero 2008)
–«La cúpula de Barceló reabre la lucha por la acción cultural exterior» (13 Noviembre 2008)
–«César Antonio Molina pide coordinar la acción cultural exterior» (17 de diciembre 2008)
–«Cultura/Exteriores: segundo asalto»(18 de diciembre 2008)
–«Moratinos exige que Exteriores conserve las competencias para la acción cultural en el extranjero» (18 de diciembre 2008)
-«Moratinos se aferra a la cultura» (19 de diciembre 2008)
– «Moratinos y González-Sinde acaban con la pugna por la acción cultural en el extranjero» (14 de julio 2009)
– «Cultura y Exteriores se sientan a fumar la pipa de la paz» (15 de julio 2009)
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