«Las máquinas de humo del teatro barroco italiano, por ejemplo, no sólo cumplen la función de transportar y hacer resaltar a las deidades, sino que también, y muy en especial, sirven para ocultar el aparato técnico».
Gerald Raunig, Mil máquinas. Breve filosofía de las máquinas como movimiento social, Traficantes de sueños, Col. Mapas, Madrid, 2008, p. 43
Filed under: el (d)efecto barroco, Raunig, teatro barroco