El historiador del arte Antonio Bonet Correa, prohombre de una lectura barroca de la sociedad y la cultura españolas, y director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se suelta de esta guisa en una reciente entrevista:
-¿Es sensible a los nuevos movimientos artísticos?
-Claro que sí. Hay académicos que proceden de las nuevas (sic) artes de la imagen, como la fotografía o el diseño, y antes, además de las plásticas, la Academia ya acogía las llamadas artes temporales, el cine y la música.
-¿Considera artístico un movimiento como el de los grafiteros?
-Expresa una inquietud que no acierto a entender.
-Pero ellos, los grafiteros, dicen que el espacio urbano está ocupado por la publicidad y nadie pide permiso a los ciudadanos para apropiárselo. ¿Qué piensa?
-Creo que el grafiterismo sobre cantería no tiene valor ninguno, me duele profundamente la falta de respeto a la alta cultura que algunos de ellos muestran.
Y pone un ejemplo.
-Cuando Hernán Cortés tuvo problemas con su gente tras la Noche Triste [en la que fue derrotado por los aztecas], surgieron pintadas críticas contra él. Mandó encalarlas, pero reaparecieron. Entonces, en pasquines él escribió: ‘Muros blancos, papel de imbéciles’.
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