el d_efecto barroco: políticas de la imagen hispana

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Biografía Eloy Alfaro, de Andrés Barriga

Realización y edición: Andrés Barriga
Producción: Eloise de Chabot
Imagen: Diego Falconí
Sonido: León Felipe Troya
Asistente dirección: Abel Menéndez
Investigación: Betty Salazar
Intervienen: Alumnos de la Escuela Fiscal de Quito Eloy Alfaro
Agradecimientos: Profesores y autoridades de la Escuela Eloy Alfaro
Derechos: Odysea Producciones Culturales

En el marco del trabajo realizado por Andrés Barriga para la exposición «El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana». Centro de Arte Contemporáneo de Quito (CAC), Ecuador, del 22 de noviembre de 2011 al 4 de marzo de 2012.

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Discurso de Abdalá Bucaram, 1996

«Cuando yo sea Presidente». Discurso de Abdalá Bucaram en la segunda vuelta electoral en las elecciones presidenciales ecuatorianas de 1996.
Producción: anónima
Derechos: dominio público

En el marco del trabajo realizado por Andrés Barriga para la exposición «El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana». Centro de Arte Contemporáneo de Quito (CAC), Ecuador, del 22 de noviembre de 2011 al 4 de marzo de 2012.

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Algunos comentarios en Quito

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«Naufragios, reloaded», de Miguel Alvear

Instalación de 3 videos del artista ecuatoriano Miguel Alvear.

Producida para «El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana», Centro de Arte Contemporáneo de Quito, Ecuador. Del 22 de noviembre de 2011 al 4 de marzo de 2012.

Con Amaia Merino y los actores León Sierra, Gonzalo Gonzalo y Lorena Rodríguez.

Video de tres canales en el que 3 actores interpretan una selección de textos del cronista de Indias Alvar Nuñez Cabeza de Vaca / 3 channel video based on Cabeza de Vaca’s «Shipwreck», published in 1542. On display at CAC Quito, until Feb 2012.

Música/Music: Alex Alvear
Arte/Art: Enrque Vásconez
Fotografía/Video: Daniel Avilés

Producido en 2011


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Recorrido por «El d_efecto barroco», CAC de Quito

Recorrido por la exposición «El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana», en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito, Ecuador. Del 22 de noviembre de 2011 al 4 de marzo de 2012.

Con obras de David Hoffos, Nuria Arias, Pepe Quintero, Pedro G. Romero, David Blanco, Claudia Llosa, Fernando Ruiz de Vergara, Miguel Calderón, Miguel Alvear, Andrés Barriga, X. Andrade, Pedro Cagigal, Susan Rocha, Tere Badia, Jorge Luis Marzo.

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«El d_efecto barroco» en el CAC de Quito

La exposición El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana, se presenta en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito, Ecuador, el día 22 de noviembre de 2011 hasta el 4 de marzo de 2012. Con trabajos de Núria Arias, David Blanco, José Quintero, Claudia Llosa, Pedro G. Romero, Miguel Calderón, David Hoffos, Fernando Ruiz de Vergara, Miguel Alvear, Andrés Barriga, Xavier Andrade, Pedro Cagigal, Susan Rocha, Jorge Luis Marzo y Tere Badia.




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Lo barroco (numantino) en el laberinto de la hispanidad

«Lo barroco (numantino) en el laberinto de la hispanidad». Un texto de Joaquín Barriendos para LatinArt.com

(English version: The Baroque D_Effect)

En la ví­spera de lo que la diplomacia iberoamericana convino en llamar el Quinto Centenario-Encuentro de Dos Mundos, el ensayista catalán Xavier Rubert de Ventós publicó un libro titulado El laberinto de la hispanidad (1987). En dicho ensayo lo barroco español se define como un clasicismo numantino, es decir, como el estilo de una nación que aspira a modernizarse a partir de la perpetuación de un modelo clásico que, atrapado en el tradicionalismo contrarreformista, no consigue otra cosa que un pacto polí­tico deforme, temperamental, heráldico, centralista y anacrónico. Desde este punto de vista, el barroco español serí­a el reverso de la modernidad racional calvinista: un estilo barroco peninsular de hacer polí­tica que, obcecado en la restauración pí­rrica de su clasicismo, sólo puede vivirse como ensoñación. «En El laberinto de la hispanidad -nos advierte el ensayista- entendí­ el barroco como un intento de seguir siendo clásico en un mundo que no lo era». La patologí­a del barroco español consistirí­a entonces en concentrar poder colonial (no sólo polí­tico y mercantil sino también cognitivo y semántico) mediante el teatro de la inclusión, el mestizaje, la autorreflexividad y la crí­tica al individualismo: «Personalmente he de reconocer -afirma sin inhibiciones Rubert de Ventós- que a la admiración que como clasicista siento por el enorme esfuerzo figurativo y hermenéutico del Barroco español se mezcla el temor que como liberal me produce su voluntad integrista y totalizante». Una voluntad totalizante que, como reconoce acertadamente el propio Ventós, no se agotó con la caí­da de la dictatura, sino que sobrevivió más allá de la transición.

Como es sabido, fue a través de la sublimación afirmativa de lo hispánico en tanto que raza universal que el franquismo promovió una polí­tica cultural expansiva destinada a resolver el problema de la excepcionalidad negativa de lo español. Dicha excepcionalidad se basaba en la idea de que, en el concierto de las naciones del mundo, la española se distinguí­a por un defecto: por su temperamento irracional que hací­a de lo español algo atractivo como alegorí­a literaria pero profundamente inconsistente en tanto que identidad polí­tica. La hispanidad cristiano-franquista hablaba por lo tanto de superar ciertos rasgos negativos de lo español para que la verdadera manera de ser hispana pudiera liberarse y proyectarse universalmente. Al Hombre-Español, gobernado por un temperamento irracional, deberí­a sucederle pues el verdadero Hombre-Hispánico, guiado por la razón. Las palabras de Rafael Gil Serrano en su Nueva Visión de la Hispanidad de 1947 describen de manera reveladora este ideario: «El temperamento Español, con esa modalidad de apasionamiento explosivo, cuando no está bien encauzado y dirigido es, como hemos repetido, la causa de todos los Defectos propios de los Hombres de España […] Este fenómeno es tí­picamente español, es decir, español a secas o no-español, pero de ninguna manera auténticamente hispánico». Paradoja extrema, ya que el control de las pasiones desbordadas es justamente la antí­tesis de lo barroco. El ser del nuevo Hombre-Hispánico ideado por Gil Serrano serí­a, en este sentido, un hombre anti-barroco de alcances universales. Como puede verse, dicha hispanidad fue un intento de resolver/difuminar el «problema español» por la ví­a de su irradiación ecuménica, para lo cual hací­a falta que el dilema del ser español se asumiera como propio en Hispanoamérica: tení­a que volverse constitutivo del ser hispano. El propio Gil Serrano propuso sustituir el nombre de América con el de Neohispania.

En gran medida, lo que El laberinto de la hispanidad de Rubert de Ventós intentó fue practicarle una vasectomí­a a los legados de esta hispanidad cristiano-franquista. Es en este sentido en el que debemos entender sus palabras cuando nos asegura (en un capí­tulo sintomáticamente llamado «Encuentros en el laberinto») lo siguiente: «Valgan entonces estas notas, si no de otra cosa, como muestra o testimonio de que la patética reflexión hispana sobre la propia identidad puede verse aún potenciada y complicada con la reflexión catalana e iberoamericana». En otras palabras, Rubert de Ventós nos advierte que, si dejamos que sea el tardo-casticismo el que piense por sí­ solo el problema de la hispanidad, la excepcionalidad defectuosa de lo español terminará por convertirse en una monstruosidad de alcance verdaderamente hispano. Sin proponérselo, El laberinto de la hispanidad nos recordaba que debí­amos de tener cuidado a la hora de celebrar el ‘encuentro’ entre dos mundos.

A casi un cuarto de siglo de su publicación, la exposición El D_Efecto Barroco. Polí­ticas de la Imagen Hispana (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, 11/2010 – 02/2011) intenta sacar del olvido aquella advertencia de Rubert de Ventós y nos propone un nuevo recorrido -más arriesgado, más entretenido y con promesa de polémica- por los últimos vericuetos en el laberinto de la hispanidad. Un laberinto en el que lo hispano, la hispanidad, el hispanismo, lo español, el español, Hispanoamérica, Iberoamérica, «the hispanic» -entre otras especulaciones geográficas, polí­ticas y lingüí­sticas derivadas del expansionismo colonial e imperial Español- se apelmazan y se utilizan de manera intercambiable a pesar de sus obvias diferencias históricas y sus pronunciadas incompatibilidades geopolí­ticas. Desde el punto de vista escenográfico, El D_Efecto Barroco es una suite en once partes, bien estructuradas en su lógica interna pero que transversalmente dialogan entre sí­ sólo de manera oblicua: entre las explicaciones de lo que según Luis Figueroa es el barrokitsch mexicano, la monumental opacidad de los Archivos F.X de Pedro G. Romero, los extractos de la entrevista al propio Rubert de Ventós y el video Die Schöpfer der Einkaufswelten de Harun Farocki hay nulas o tantas conexiones como a cada espectador se le antoje. Aceptando lo anterior como una virtud y no como un defecto, nos vemos obligados a centrar este breve comentario más en las sugerentes especulaciones terminológicas de la muestra que en la coherencia de cada una de las obras respecto al discurso curatorial (la exposición incluye decenas de horas de entrevistas a personajes tan diversos que resulta difí­cil pensar en un hilo conductor que las atraviese).

Nuestra percepción general es que El D_Efecto Barroco esponja la tesis del clasicismo numantino propuesta por Rubert de Ventós hasta tal punto que ésta se presenta girada 180 grados sobre sí­ misma, propiciando la aparición de lo que podrí­a llamarse una polí­tica barroca numantina; esto es, un relato de las polí­ticas de la imagen hispana en el que todo lo defectuoso, lo delirante, lo deforme, lo populista, lo kitsch o lo efectista tiende a ser leí­do como barroco, incluso si éste se expresa bajo formas clásicas o como negación de lo barroco. Desde este punto de vista, el mediático y chabacano «Por qué no te callas» que el rey Juan Carlos de España le perpetró al mandatario Hugo Chávez durante la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado deberí­a leerse como la expresión ‘clásica’ de esta deformidad de la polí­tica barroca en el mundo hispano; serí­a el estilo churriguerzco superior de la polí­tica de cooperación iniciada con el ‘felipismo’.

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La (des)articulación del mito, por Ivonne Viviana Villamil

(Des) Articulación del Mito. La estética como espacio político.

Por Ivonne Viviana Villamil

El montaje es en principio un término perteneciente al terreno audiovisual, pero como concepto ampliado ¿no posibilitaría acaso revisar los sistemas de relación presentes en ámbitos como las producciones culturales o la cultura visual, bajo la consigna de su definición como ordenación narrativa coherente a las dinámicas de un relato? Es un truco, es cierto, una herramienta de maquillaje, de ficción, pero también de elucubración, de articulación y construcción de discursos.

Una articulación tipo cadena de montaje organizada según los principios de la cultura de masas reproducirá ciegamente las plantillas de sus dueños siguiendo sus tesis, de modo que hay que cortarla y problematizarla (1) .

Steyerl cita el filme «Ici et ailleurs» (2) para problematizar la “adición invisible del montaje”, así como la escenificación de los contenidos, las cadenas de equivalencia o las relaciones entre los lenguajes simbólicos y los pensamientos políticos que éstos representan. El aditivo y el montaje con el que editan una imagen sobre otra, no es nada inocente (3), como tampoco lo es ningún tipo de producción cultural.

¿Cómo se establecen estos sistemas de relación? ¿Qué políticas albergan estas representaciones? No me refiero ahora a la película solamente, sino a los diferentes mecanismos de montaje propios del terreno de la cultura visual. Es decir, a los discursos que se producen desde y a través de las imágenes y los artefactos culturales.

¿No podrían pensarse las dinámicas de circulación de la cultura como un estadio muy bien logrado del montaje? Y, de ser así, ¿no resulta problematizable que el “mostrar” sea también un acto político al tratarse de decisiones sobre procesos de selección, edición y puesta –pública- en escena?

Esta es una pregunta central en el debate que reflexiona sobre las conexiones (visibles e invisibles) entre lo político y lo estético, sobre el poder de las imágenes y cómo el acto de hacerlas públicas conlleva de manera implícita la circulación de posturas políticas, que van modelando imaginarios colectivos que itineran constantemente -gracias a este sistema de articulación- en dos campos: el simbólico y el político.

Las imágenes como estrategia. Identidad y mito

Pero retomemos por un momento la idea de la producción cultural como montaje, como secuencia narrativa coherente a un guión. Se trata de la construcción de conocimiento, de discurso a través de los artefactos culturales que se resignifican con cada nueva configuración y se interpretan una y otra vez en una suerte de función relacional que los convierte en representaciones –hablantes- de un relato ajeno.

La exposición El D_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana, comisariada por Jorge Luis Marzo y Tere Badia, que tuvo lugar entre noviembre de 2010 y febrero de 2011 en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, propone la revisión del Barroco como principal estrategia del mito hispano. Reflexiona también entorno a las políticas de la cultura que conllevan estas representaciones y cómo es la cultura misma la que administra la memoria colectiva y actualiza el mito.

Como señalaba anteriormente, todo acto de mostrar, de puesta en escena, es un acto político y en este punto resulta interesante citar justamente una exposición sobre “Políticas de la imagen hispana”, para pensar el lugar desde el que se resignifican social y culturalmente los artefactos culturales, además de las diferentes vías en las que lo estético y lo político se relacionan.

Pensar lo barroco como estrategia de consolidación y de prolongación del mito, resulta también en una suerte de cruces entre los sistemas de representación simbólica, que derivan en el reconocimiento de lugares comunes y tópicos que permiten ordenar el imaginario colectivo haciendo uso o reforzando “estratégicamente” conceptos como la identidad, el poder, la diferencia -o la igualdad-, el patriotismo y la cultura.

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Esta imagen que hacía parte de la exposición y que proviene del campo de la publicidad, resume de manera exquisita la idea que plantea Marzo en cuanto al uso del mito, ya que se vale en igual medida de la historia social, política y visual y además, la resignifica con elementos contemporáneos activando dispositivos de reconocimiento e identidad nacional.

Para comprender la fuerza y vigencia de los mitos, es necesario observar cuándo y quiénes los actualizan y qué buscan con ello. Porque los mitos suelen servir para camuflar en forma de tradición las estrategias de ordenación del presente (4).

El poder de lo invisible se hace visible. El montaje construye, da forma, instaura, legitima, esconde y revela todo tipo de representaciones que en sí mismas, resultan políticas y cuyos mecanismos aparecen abiertamente cuestionados en esta exposición, que propone mostrar los sistemas de representación que han configurado el imaginario “oficial” de lo hispano.

La construcción del estereotipo.
“La Marca. Un Debate.”

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En este video, 6 participantes del campo de la publicidad debaten sobre lo que debe ser la imagen gráfica y el título de la exposición a través de un briefing que resaltaba los siguientes temas: Latinoamérica, marca, identidad, barroco e imagen. Este registro en video, que hacía también parte de la muestra, resume la sesión que se adelantó en la Escuela Superior de Imagen y Diseño IDEP en noviembre de 2008 en Barcelona y resulta interesante por la contradicción entre lo que se propone en la exposición, que es poner en cuestión un sistema de “comercio de intereses” instaurado y mantenido a través de las imágenes, y el fin mismo de la imagen publicitaria.

Durante el debate se habla de la “situación patética del nativo que se hace nativo, imitando la imaginería que el otro espera de él” y esto responde a un comportamiento social determinado por patrones, que vienen heredados desde formas de representación externas que han configurado los estereotipos y que han sido actualizadas a través del tiempo para mitificar estas mismas representaciones. Este video revisado en el marco de la exposición, escenifica por sí mismo el interés de la muestra sobre los sistemas de producción del mito.

Como desmantelamiento de estas estructuras de significación ¿cuál es el lugar desde el que este grupo de publicistas debate en torno a los estereotipos? ¿No es acaso un asunto “político” que este debate sobre la representación suceda ajeno a cualquier participación del “otro” como voz activa? ¿No resulta casi una teatralización de la forma en que se decide, en procesos similares, la reivindicación, reinvención, reutilización o explotación del mito, (por ejemplo en el terreno de la cultura)?

Un participante de esta sesión comentaba que las imágenes de los países, son construcciones míticas que “como tales, expresan los conflictos del constructor” y esta idea permite retomar el montaje como forma de producción estética y política.

Cuando nos encontramos ante una imagen, y más aún, cuando estamos ante una serie de imágenes que configuran un discurso, asistimos a un montaje coherente con una narrativa determinada a su vez, por políticas de representación que implican condicionantes sociales y culturales tanto de producción como de recepción.

Son estas dinámicas las que han creado los mitos y los estereotipos, los mismos que hoy se actualizan utilizando de igual manera los engranajes de la cultura y de la sociedad.

“Aunque las fotos no mienten, los mentirosos pueden hacer fotos”.
Lewis Hine (5)

1- STEYERL, H., 2005. “La articulación de la protesta”. Brumaria, 5.
2- Ici et ailleuris, Jean-Luc Godard, Anne-Marie Mieville, Francia, 1975. 52 min.
3- STEYERL, op. cit.
4- MARZO, Jorge Luis. Catálogo de la exposición El D_efecto Barroco. Políticas de la imagen Hispana. Guía de interpretación. Centre de Cultura Contemporània de Barcelona i Direcció de Comunicació de la Diputació de Barcelona, 2010.
5- HINE, L. Citado por BURKE, Peter. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Ed. Crítica. Barcelona, 2005

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El barroco, ¿estilo manifiesto de lo hispano?

El barroco, ¿estilo manifiesto de lo hispano? from jorge marzo on Vimeo.

¿Es lo barroco una esencia «natural» de lo latino, la fuente de una tradición latinoamericana común? ¿O es un discurso elaborado, destinado a servir a las estrategias de una determinada elite? ¿Qué consolida la tradición narrada desde lo barroco?

Entre 2005 y 2009, entrevistamos a un gran número de políticos, académicos, artistas y responsables culturales de México, Perú y Chile a fin de disponer de un caleidoscopio sobre las relaciones entre el arte, la cultura y el poder en esos países. En el siguiente bloque (El barroco, estilo «manifiesto» de lo hispano), fueron entrevistadas las siguientes personas:

-Alex Ángeles, artista, miembro fundador de Perú Fábrica, Chaclacayo
-Cecilia Bakula, Directora Nacional del Instituto Nacional de Cultura, Lima
-Cristian Bendayán, artista visual, Lima
-Gustavo Buntinx, crítico de arte, Lima
-Alfredo Márquez, artista visual, miembro fundador de Perú Fábrica, Lima
-Ramón Mújica, antropólogo y escritor, Lima
-Ana Orbegoso, artista visual, Lima
-Luis Repetto, director del Instituto Riva Aguero, Lima
-Augusto del Valle, filósofo y crítico de arte, Lima
-Jorge Villacorta, crítico de arte, Lima
-Roger Bartra, antropólogo y escritor, UNAM, México DF
-Olivier Debrois, crítico de arte y comisario, México DF
-Gerardo Estrada, director de Difusión Cultural de la UNAM, México DF
-Enrique Florescano, antropólogo y ex-director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México DF
-Montserrat Galí, historiadora del arte, Puebla
-Leonardo Da Jandra, filósofo y escritor, Oaxaca
-Alfredo López Austin, antropólogo de la UNAM, México DF
-Fernanda Matos, directora del Museo Nacional de Arte, México DF
-Cuauhtémoc Medina, crítico de arte y comisario, México DF
-Gilberto Prado, director de Difusión Cultural de la Universidad Iberoamericana, México DF
-Francisco Carballo, politólogo, Londres
-José Luis Ravé, historiador, comisario del proyecto Andalucía Barroca, Sevilla
-Pedro Respaldiza, historiador, comisario del proyecto Andalucía Barroca, Sevilla
-José Luis Romero Torres, historiador, Dirección General de Bienes Culturales, Junta de Andalucía, Sevilla
-Martin Hoppenhayn, Director de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL-ONU), Santiago de Chile
-Sergio Rojas, crítico de arte y filósofo, Santiago de Chile
-Justo Pastor Mellado, crítico de arte y curador, Santiago de Chile
-Francisco Brugnoli, artista y director del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Santiago de Chile
-Jorge Larraín, vicerrector de la Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile
-María Berrios, socióloga, Santiago de Chile

Para la exposición «El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana» (CCCB, 2010-2011).

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Os d_efeitos do Barroco. Ou Quem vai Dessembarrocar o Hispano?

Os d_efeitos do Barroco. Ou Quem vai Dessembarrocar o Hispano?

Amilcar Torrão Filho
Pontifícia Universidade Católica de São Paulo, Departamento de História

MARZO, Jorge Luis. La memoria administrada. El Barroco y lo Hispano. Barcelona: Katz, 2010. 365 p.

En Vitruvius.

Entre 9 de novembro de 2010 e 27 de fevereiro de 2011 o Centre de Cultura Contemporània de Barcelona apresentou uma impressionante exposição sobre o barroco com o sugestivo título de El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana, cujo catálogo tinha o barroquizante subtítulo Lo hispano está embarrocado. ¿Quién lo desembarrocará? El desembarrocador que lo desembarroque buen deshispanizador será. Esta provocadora exposição deve ter desapontado mais de um expectador, uma vez que não apresentou nenhum anjo, altar, retábulo, ou imagem de nenhum santo de feições retorcidas pelo êxtase, mas se tratou de uma imensa reflexão audiovisual sobre um mito, o de que a hispanidade representa um marco comum e homogêneo entre a Espanha e a América, e o barroco a marca comum que representa a integração das culturas dos conquistadores e dos conquistados que teriam dado origem a uma civilização própria e aberta às diferenças, aproximando o erudito e o popular, o conquistador e o conquistado. Para os curadores da exposição, Jorge Luis Marzo e Tere Badia, o barroco, ou o que se costuma assim denominar, é o mito que dá sentido e conteúdo à hispanidade como uma forma cultural capaz de “fusionar raças e sociedade em uma genealogia compartilhada, a religião católica e uma orientação estética da vida” . Além do catálogo da mostra, que contém DVDs com as imagens e vídeos apresentados ali, foi lançado também um estudo do professor Jorge Luis Marzo, historiador da arte da Universitat Pompeu Fabra, que funciona como um guia teórico das preocupações que orientaram a exposição e uma reflexão sobre os usos políticos da imagem para a construção e manutenção do mito do barroco na atualidade com fins políticos muito bem definidos.

Para o professor Marzo, o barroco e a hispanidade funcionam como um boneco e um ventríloquo, ou seja, “o ventríloquo – a hispanidade – realmente conseguiu transferir sua alma ao boneco – o barroco –, de modo que já não pode comunicar-se de outra maneira” (p. 10). Um boneco falastrão, histriônico, repetindo sempre o mesmo discurso e obedecendo as ordens de seu ventríloquo, a hispanidade. Mais ainda, ele afirma que é “da ficção da hispanidade que nasce o êxito do mito barroco”, sendo esta a tese principal de seu livro, segundo o próprio autor (p. 18). O professor Marzo entende o projeto oficial hispânico como unívoco, alienante e unidimensional, a serviço da grandiloqüência de uma Cultura que se propõe como a única capaz de assimilar as outras, que aparecem apenas como coadjuvantes quase mudas deste discurso oficial da mestiçagem, camuflando violências, imposições e desigualdades, que tem como objetivo “suprimir dissensões e desativar consciências” (p. 13). O barroco funciona, assim, como “uma narração que procura justificar a aparente naturalidade das coisas hispânicas”. Portanto, o objetivo de seu livro não é “falar de volutas ao ar nos retábulos nem de como funciona a dança oaxaquenha da Guelaguetza, mas de como as sociedades tentam enquadrar os seus passados para fazer deles espelhos nos quais olhar-se e constatar que ‘são assim’. Evidentemente porque o mito alivia as responsabilidades do presente” (p. 10). Fica claro que para o autor tanto barroco como hispanidade, “termos que se construíram por aderência” (p. 13), são mitos construídos para justificar determinadas políticas, do passado e do presente, cimentados em fundamentos pétreos destas sociedades, a nação, a religião, a economia ou o destino manifesto (p. 10).

Como vemos, este trabalho parte de um princípio mais ou menos heterodoxo de que o barroco, ao contrário do discurso oficial de arte da mestiçagem, do encontro e da tolerância, funciona como uma justificativa para as violências da conquista da América, bem como de práticas culturais e políticas contemporâneas, não apenas da Espanha como dos países latino-americanos. Neste processo o termo barroco se converte de substantivo a adjetivo, alcançando então sua “máxima aspiração histórica: fazer-se atemporal” (p. 29). Apesar de atemporal ele será definido por um espaço em particular, a Espanha e sua extensão hispânica, a América, sendo o seu estilo histórico por definição e também o seu destino compartilhado. Sem meias palavras, o professor Marzo define esta estratégia barroca e hispanista como uma manipulação da mentira e da hipocrisia a serviço de borrar e manipular a história (p. 47). Esta estratégia apresenta a chegada dos espanhóis à América como um “processo natural, biológico, inevitável” (p. 55), naturalizando a conquista e transformando a política em Cultura, em maiúscula, apresentada como extensão natural e essencial de um povo: o espanhol e o mundo que o espanhol criou, para parafrasear o inventor do lusotropicalismo, Gilberto Freyre, que não deixa de ser a face lusitana do barroco, emparelhada em seus métodos e em sua teoria à hispanidade (ainda que de uma violência mais doce e patriarcal). Nesta leitura deshistoricizada, o mestiço é lido como “resultado de uma ‘vontade política’ que procede da capacidade da Espanha, como Estado, de saber refletir a vontade ‘íntima’ dos espanhóis” (p. 61). Ou seja, como parte da construção de uma identidade espanhola que agrega o hispânico como sua construção maior, seu destino e estilo manifesto e, porque não, como sua herança legítima, fazendo da mestiçagem a qualidade diferencial de seu império em relação aos demais, ou da maior adaptabilidade do ibérico ao mundo tropical, argumento que não nos é desconhecido no mundo lusitano. O trabalho de professor Marzo aproxima este discurso colonial das políticas culturais contemporâneas no mundo, permitam-nos o termo, hispânico, a partir, sobretudo, da manipulação de imagens, conceitos e memória. Da história desta construção estão excluídos, obviamente, judeus e muçulmanos, já que se trata do triunfo da cultura católica, bem como os indígenas são incluídos de forma opaca e sem substância, justificando um dos aspectos mais danosos desta manipulação, a ausência de culpa ou autocrítica do hispanismo frente ao extermínio colonial ou religioso (p. 63), justificada pelo biombo da mestiçagem.

Esta idéia da mestiçagem como traço constitutivo do barroco e de sua extensão, a hispanidade, é questionado justamente em seu aspecto mais central, a imagem: “A mestiçagem no barroco americano se produziu de maneira mais notória nas zonas rurais [do México], precisamente ali aonde a mestiçagem racial e lingüística era inexistente. Se celebra a mestiçagem aonde ela não existe” (p. 75). Esta imagem “embarrocada” será utilizada, juntamente à língua espanhola hoje para, por meio do Instituto Cervantes, por exemplo, promover a cultura hispânica sobre as outras possíveis, mesmo dentro do território peninsular, fazendo da cultura e da língua os “suportes únicos da história da Espanha” (p. 75), uma Espanha de uma única língua, o castelhano. Ao contrário de encontro e da integração, o barroco teria sido a prática do rechaço das culturas locais e sua hispanização, ou seja, “não uma cultura real, integradora e aberta à experiência dos outros”, mas “uma vontade do poder de encontrar sistemas narrativos e de controle, formalizada em uma sociedade entendida como ‘teatro da memória’” (p. 86). De estratégia colonial de conquista, o barroco hoje seria a justificativa de uma política oficial e identitária de auto-justificação, além de uma “utopia fundacional da América, eminentemente religiosa”, que exige que “a realidade se amolde ao mito”, e no qual o mundo pré-colombiano “representa um mito contraposto que é necessário liquidar para dar passo ao tempo e ao espaço cristãos” (p. 123). E que faz do homem hispânico um ser sem história e sem política, “um ser todo ele cultura, todo gesto, todo futilidade sensível, já despreocupado do destino, da morte” (p. 125), vivendo num mundo “humanista e espiritual”, distanciado de uma “técnica destruidora do homem, a serviço unicamente do capital e de um individualismo laico e insolidário” (p. 138). Descrição muito próxima da que faz Sérgio Buarque de Holanda do homem cordial luso-brasileiro, marcado pelo “desconhecimento de qualquer forma de convívio que não seja ditada por uma ética de fundo emotivo”, que representa “um aspecto da vida brasileira que raros estrangeiros chegam a penetrar com facilidade” .

De um e outro lado do Atlântico, o barroco justifica o “fracasso” como “resistência”, como um desejo de ir na “contracorrente de uma modernidade enquistada em sua própria racionalidade”, de uma resistência do espiritual frente aos avanços da técnica desumana e do capitalismo selvagem, uma proposta cultural de convivência que mascara o que realmente é: “uma política assimilacionista” (p. 203). Para o autor, esta idéia de uma contra-modernidade americana por meio do barroco será utilizada para “articular seu próprio discurso identitário a partir da reconversão dos termos modernos eurocêntricos” (p. 222), discurso que permeia a direita e a esquerda, a tradição e a vanguarda. Para Marzo, o preço desta opção foi a despolitização das práticas culturais na Espanha e a uma manipulação das vanguardas, gerando uma leitura essencialista da cultura espanhola (p. 240). Entre outros exemplos, professor Marzo cita o constrangedor discurso de Pedro Almodóvar na entrega do Oscar de filme em língua estrangeira para Tudo sobre minha mãe, em 2000 (que faz parte do DVD do catálogo da exposição), ainda mais constrangedor dada a sua origem na vanguarda da movida madrilena, no qual o diretor manchego dedica o prêmio às Virgens da Macarena, de Guadalupe, ao Sagrado Coração, ao Cristo de Medinaceli, “e à quase totalidade do santoral espanhol”, acrescentando uma explicação, de que sabia que era difícil que o compreendessem, mas era porque ele vinha de “uma cultura muito diferente” (p. 241). Não apenas neste discurso, mas em toda a obra internacional do diretor, Marzo vê a manipulação de imagens e lugares comuns da hispanidade, que comporiam uma identidade própria de uma “cultura muito diferente”, sob padrões identitários e essencialistas, sobretudo barroquizantes.

O kitsch, para muitos um remanescente popular deste barroco, tão presente no México e em outros países da América hispânica, para o autor muitas vezes serve não para celebrar “o cosmos produtivo do popular, mas para estereotipá-lo e pornografizá-lo” (p.275), servindo não como manifestação de uma contracultura, mas como afirmação de uma cultura dominante sobre outra inferiorizada. Isso reafirma uma das teses centrais do livro, a de que o barroco saturado de imagens se deu majoritariamente “em contextos com presença de colonizados (indígenas, mouriscos, judeus), na Europa, na América ou na Ásia” (p. 296). Como arma contra-reformista em locais de fronteira cultural, “método estilístico de uma forma de coerção social” (p.297), colonização e domínio pela manipulação da imagem. Daí a possibilidade de que nesse campo de conflito que é a imagem, houvesse o aparecimento das imagens de Virgens, como a de Guadalupe, ou como a nossa Aparecida, nas quais se constroem ícones nacionais, certificados de legitimação de mitos de origem, trazidas diretamente dos céus, símbolos milagrosos que não são obra de mãos humanas. Todos estes símbolos, afirma o autor, gerariam na contemporaneidade a Marca Espanha, a hispanidade, herdeira irreflexiva do barroco colonial, manipulada por governos, monarquia, políticas culturais e turismo. Spain is different! Uma das partes mais interessantes da exposição era justamente um vídeo de uma reunião com os mais prestigiados publicitários espanhóis, na Escuela Superior de Imagen y Diseño de Barcelona, para pensar a imagem gráfica e o possível título da própria exposição, centrada nos temas de América Latina, marca, identidade, barroco e imagem, que funciona como uma espécie de making of metalingüístico e irônico.

Não se trata de uma obra contra o barroco, mas contra a falta de reflexão da maior parte dos estudos sobre o barroco, que insistem em seu caráter libertário sem levar em conta os conflitos que estão por trás de sua produção. O que permite ver na sátira atribuída a Gregório de Matos, no caso brasileiro, um discurso proto-nacionalista e anti-colonial, quando é exatamente o contrário disso, ou seja, “um procedimento típico do dirigismo generalizado de sua época, funcionando como exclusão inclusiva” . Trata-se de obra que abre uma reflexão importante no Brasil, em que pese uma discussão centrada na hispanidade, ainda que o caso luso-brasileiro apareça pouco, onde o barroco também tem um caráter identitário e libertário poucas vezes contestado, sendo o conceito de barroco ainda utilizado sem nenhuma referência ou consciência de seu anacronismo. O livro de professor Marzo nos ajuda a recordar o que já alertou João Adolfo Hansen, de que “quando se propõe que ‘o Barroco’ é o Curvo, como as pernas de Garrincha e as montanhas de Minas Gerais, a noção é descartável como um lanche do McDonalds e aquele seu M curvo ou barroco ou neobarroco ou pós-moderno ou pós-utópico” .

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Catálogo El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana

La memoria administrada. El barroco y lo hispano

Archivo de prensa (impresa y online) de noviembre de 2010 a abril de 2012

Acerca de este blog

El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana: un proyecto de investigación sobre el mito barroco en el relato de lo hispano, iniciado en 2004
Exposición y catálogo/DVD en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), 2010-2011; Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Quito, Ecuador, 2011-2012
La memoria administrada. El barroco y lo hispano, Katz, 2011

Coordinación general: Jorge Luis Marzo y Tere Badia