El miércoles 15 de julio de 2009, un sujeto que dijo ser Servando Gómez, alias La Tuta, jefe del clan «La familia» de narcotraficantes, llamó a un programa de televisión en Michoacán, y al aire pidió la apertura del diálogo a Calderón:
«Queremos que el señor Presidente de la República, el señor Felipe Calderón, sepa que no somos sus enemigos, nosotros lo respetamos, somos personas conscientes, está haciendo una labor muy grande […] Nuestro pleito es única y exclusivamente con la Policía Federal Preventiva y la Fiscalía».
Una de las cosas más impresionantes que he visto nunca, la verdad. Un peligroso delincuente que llama a la TV, que le dan paso en antena -en directo-, que pide solícita y candorosamente al estado que «le respete», que está a favor de la labor del gobierno y del ejército para acabar con él, que da su propio nombre y que se queja amargamente de las «trampas» del enemigo por detener a su hijo, que iba a ser profesor. Verdaderamente alucinante.
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