Se presenta en el MNAC de Barcelona la exposición de las obras que Joaquín Sorolla pintó para la Hispanic Society de Nueva York entre 1911 y 1919. Se vende la moto como si fuera una obra «moderna», como si durante esos años Duchamp no hubiera presentado su orinal ni Malevich hubiera pintado su cuadrado negro. Es de risa, cuando incluso en su propio tiempo, Sorolla era identificado por la gente de la misma forma que en su día lo fue Murillo.
Los temas iconográficos de las obras son de lo más tópico -las diferentes regiones de España-, cayendo exactamente en las catetadas exóticas que un estadounidense esperaba de España en aquellos años. En fin, todo perfectamente amueblado dentro de la tradición que se espera de un artista exitoso nacional: Velázquez, Velázquez y Velázquez… 300 años después. Dos botones de muestra de otras obras de Sorolla:
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