En América Latina, los movimientos, llamados en los años sesenta, revolucionarios, nunca han llegado a extinguirse, a diferencia de otras partes del mundo. Mientras en las décadas de los 50, 60 y 70s , muchos países africanos y asiáticos, junto a los iberoamericanos, adquirían una conciencia revolucionaria -muy a menudo, comunista- en su camino o defensa de la independencia nacional, durante los últimos veinte años, los países asiáticos han abandonado precipitadamente la revolución por las ventajas de un mercado deslocalizado que los ha convertido, en un breve plazo de tiempo, en un centro moderno de mano de obra y de capitalización. En Africa, la mayoría de dinámicas revolucionarias han acabado enquistadas en conflictos bélicos y rapiñas, que han empobrecido hasta tal punto a la gente corriente de muchos países subsaharianos, que las revoluciones no tienen otro fin que proteger los intereses más inmediatos. En el mundo árabe, por su parte, el lenguaje revolucionario se ha gestado desde una interesada perspectiva religiosa y geopolítica que contamina mucho las posibilidades reales de comprender los procesos revolucionarios en cada contexto.
Sin embargo, en América Latina nos encontramos que, no solamente ha sobrevivido la Cuba castrista, sino que cada vez más países del área adoptan lenguajes y políticas de izquierda militante: Chavez, en Venezuela; Morales, en Bolivia; Correa, en Ecuador; Ortega, en Nicaragua; y con bastante menor radicalidad, en Brasil, Argentina, Chile.
Uno se lleva a preguntar la razón por la cual el discurso revolucionario se mantiene en Hispanoamérica. La pervivencia política y geomediática de Castro durante todo este tiempo no se puede obviar. El impacto de las guerras de «escuadrón» en Centroamérica y de las utopías cocaleras en Colombia de los años 1980, también influyó mucho en la conservación de un vida ideológica activa. Paralelamente, la experiencia zapatista renovó el clásico ideario revolucionario. Pero todo esto no parece explicar bien el por qué estos procesos se han diluido en otras partes del mundo, que también han pasado por circunstancias similares. Podríamos pensar en los extensos entornos de pobreza y marginalidad en América Latina, pero también ocurren en otras partes del mundo. Se podría aducir que existen duraderas prácticas sociales y políticas que favorecen una actitud revolucionaria; o que la impronta marxista es más fuerte aquí que en otro lugar. Ni las prácticas sociales son tan homogéneas, ni el comunismo existe en América, excepto en Cuba, como una teoría cerrada, sino como adaptaciones a problemas locales. No creo que estas cuestiones determinen tampoco una respuesta.
Es inquietante pensar este asunto. No se puede olvidar que las circunstancias de carácter económico han ayudado a que Chavez, Correa o Morales puedan desplegar sus políticas sin tantas ataduras. Los altísimos precios del petróleo y la diversificación de la demanda de crudo y gas hacen posible el sustento de prácticas radicales, poco aplicables en otras condiciones. Pero todavía más interesante sería plantear el tema también en clave de clase, o mejor aún, de casta. La cada vez mayor presencia política del mundo indígena americano es posiblemente un hilo a seguir, en el sentido de tratarse de unos universos sociales y culturales que se han mantenido vivos en su quehacer diario a pesar de los evidentes peligros de la aculturación, lo que podría haber sustentado una fuerte carga legitimista y antisistémica en el devenir de los iconos de la izquierda. Habrá que darle vueltas.
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¿No será que aquí prenden los «discursos revolucionarios», como les llamas y la teoría marxista porque la tesis de la «lucha de clases» tiende a culpar a una clase de lo que le sucede a otra de la misma manera que la estructura de castas puede culpar a unas castas de lo que le suceda a otras?
Quzá el motor de todo este proceso es la culpa. Los procesos de inmadurez social, donde ningún estrato social se hace responsable de nada, se refuerzan con lk existencia de alguien a quién culpabilizar.
Y hablando de «discursos revoilucionarios»… mira lo que apareció en un taller de la Feria del Libro en Caracas, llamado: Estados Unidos: La Revolución es posible…
http://www.voltairenet.org/article153115.html
Ay, la vida…