Bueno, con la expo ya inaugurada (la luz al final del túnel) salen las noticias y comentarios. El nivel es el esperable. Ya nos imaginábamos que al abrir la muestra en época de elecciones, la cosa iba a tomar vericuetos previsibles: cada uno la iba a interpretar en función de sus propias agendas. No obstante, sigue causando estupor el hecho de que por el simple hecho de que el proyecto se muestra en Barcelona, automáticamente se identifica un orígen politizado y nacionalista catalán en el mismo. Esto es bien interesante, porque si hay un sector político que se queja de que el nacionalismo catalán impide cierto tipo de reflexión cultural en clave estatal, no oímos a ningún entorno político mencionar el problema (no menor) de que el nacionalismo español no considera que se pueda ejercer un análisis de lo hispano desde Catalunya, dado que, de forma mecánica, ya se le supone contaminado de catalanismo. No por sabido hay que dejar de subrayar este hecho.
Algunas interpretaciones son verdaderamente sorprendentes:

El CCCB es una institución que depende de la Diputación de Barcelona, no de la Generalitat de Catalunya. Impagable la foto de los toros.

No recordamos haber tenido ninguna reunión con nadie de la Diputación de Barcelona: sólo a través del departamento de publicaciones del CCCB porque recibimos la sorprendente noticia de que no podíamos poner páginas de color negro en el catálogo, «porque era antiecológico» (sic). Pero eso ya es harina de otro costal.

Dice que la muestra «critica que la II República acercarse la cultura a los pueblos»… al señor periodista se le ha ido un poco la bola.
Interesante es ver también cómo todos los debates que ya han empezado se centran en cuestiones históricas y chauvinistas sobre la idea de la nación. Nadie de los que hablan ha visto, por supuesto, la exposición.
Algunos comentarios son deliciosos:







Lo del #72 es genial: por el simple hecho de hablar castellano, ya uno es hispano. No, no. no vamos desacertados en nuestra expo. O sea, por el simple hecho de hablar inglés, se es automáticamente britanoide.
«Profesor xarnego nazionalista»… me lo voy a colgar en la pared… «cobrando de Carod Rovira»… no, si hasta lo voy a enmarcar…
O el tal Patriot, que habla de «pueblos inferiores»… glups!
Claro que sería necesario deshacer los mitos nacionales de otros lugares, como el catalán. Todos los mitos nacionales parten casi de las mismas premisas y se fundan por similares procedimientos, pero también tienen recorridos distintos. De hecho, ya casi empezamos a considerar que deberíamos hacer otro proyecto que se titulara «El d_efecto románico» (ja, ja, aunque lo dudo, porque estamos demasiado cansados). En todo caso, éste se llama «El d_efecto barroco», y tiene como subtítulo «Políticas de la imagen hispana». ¿Ya se habrán dado cuenta? Es una opción enteramente nuestra: la ley de herodes: o te chingas o te jodes.
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